Varese es una banda platense que inició su rumbo musical, al menos de manera oficial, con un primer EP titulado Estamos despiertos, del año 2018, y desde entonces han confabulado un concepto muy cercano a géneros como el dark house y el lofi.
Para no caer en abstracciones, Varese es un grupo de música netamente electrónica; un dúo que combina lo mejor de las voces sintetizadas y la instrumentación progresiva de resolución y tensión musical.
Ahora, con una nueva propuesta bajo el brazo, los platenses presentan al mundo «Desaparecer». Una placa que, en resumidas cuentas, ronda en órbitas muy cercanas a lo que ya se conocía de la banda, sin dejar de lado la innovación y lo experimental.
Pista a pista: Desaparecer
Primero, en cuanto al apartado técnico. Todos los temas fueron compuestos, grabados y mezclados por Varese, a excepción de las guitarras, cuya tarea recayó en los dedos de Lucas Soldavila.
La masterización fue obra de Juan «Cana» San Martín en Ástor Mastering Studios. El resultado es un disco liviano, sin picos ni saturaciones notables. Hay cariño y dedicación de por medio en esta obra independiente de Manu Tello y Gonzalo Pérez Rojas.
Como segundo inciso pasaremos a las seis canciones que integran este disco. Varese ya había revelado par de sencillos («Desaparecer» y «Fiebre») a mediados de mayo de 2019, pero de igual forma los comentaremos como parte de una totalidad conceptual.
La función comienza con el ya mencionado «Desaparecer». A paso lento, con la debida repetición del beat y el sampler, la voz comienza a recitar, a invocar -podría decirse- todos los elementos enmascarados en esta caminata. Las puertas están abiertas a bailar y a dejarse arrastrar por los sintetizadores.
«Luces en el bosque» no pierde el tiempo, y luego de un leve Fade-in, continuamos por la misma tónica de sala oscura. Especial atención a la guitarra eléctrica de leve distorsión y mucho delay, que en este caso muestra el motivo musical que ahondará y dará fuerza a los arpegios electrónicos del fondo.
«Esta es la primera noche, no voy a querer mentir»; una voz robótica, de otro mundo, da vida al coro sideral.
Como tercer acto se nos viene a la cara «Sábanas y mambos». Un sample nos da la bienvenida, arropado de manera tenue por el ambiente de los teclados y los arpegios de una guitarra limpia. Este es sin duda el tema más experimental y melancólico, al menos en lo que va. Varese nos involucra en este punto de reposo introspectivo.
La tríada final
«Fiebre» vuelve a poner la temperatura a grados más altos. Nos animamos con un ritmo despreocupado, de pista de baile, que sin duda invita a dejarse llevar como si estuviesemos en el Stage. Marca una gran diferencia con su predecesora.
En «Sol de noche» la guitarra limpia y llena de delays vuelve a adquirir protagonismo con sus pequeñas notas. Esta pista nos recuerda mucho a una balada, una despedida, una añoranza que parece flotar como un corcho en el mar.
Para terminar, «Flores de marzo» genera un paralelismo con la primera canción de Desaparecer. Anuncia a boca cerrada el final del viaje, con la lección -si es que había alguna- aprendida. Caminamos con la mirada baja, sin vuelta atrás, a los senderos que se nos abren, teniendo una consciencia de estos.
La instrumentación acoge poco a poco cada sentido hasta el punto máximo de inflexión que aparece luego de un par de minutos. No explota de momento, sino que muta y se transforma en binaurealidad. Una mezcla a la altura.
Desaparecer es un disco de corta duración que contiene la mano de una producción balanceada.
Varese ha logrado conectar en su propuesta varios puntos en comunes de la electrónica contemporánea, y nos regala un marco completo y sólido de lo que significa para ellos el hacer música.