Baby Steps es claramente una banda que está montada en la ola vanguardista musical latinoamericana. Durante los últimos años, las agrupaciones emergentes están explorando de manera, casi intuitiva, formas nuevas, irruptivas y deconstructoras a la hora de componer y concebir un eje temático alrededor de sus producciones.
No es para menos, este movimiento musical se va empapando de sí mismo. Abre nuevas puertas, y las nuevas puertas abren otras. Gracias también a las bondades de los mercados, la globalización y demás fenómenos del mundo civilizado, más que una sobresaturación, encontramos que hay música para todos los gustos y de expresiones variopintas.
Es en este contexto donde Baby Steps entra en escena. Diana Flores, Romina San Martín y Mauricio Torres encabezan esta iniciativa que, en el mejor sentido de la palabra, alzan un estilo que hace indisoluble las variantes del postpunk, el postrock, el minimalismo y el shoegaze.
Molly y Play
El sonido de la agrupación es bastante redondo. Punto. Pero no es un redondo consecutivo, sino fluctuante, que se mueve entre el pasado y el presente. «Play», adelanto de lo que será su próxima placa discográfica, es el acercamiento más directo a lo que representa la sensibilidad artística de este trío.
Vemos, desde el inicio, la creación de una atmósfera cerrada, como una cueva construida por los hilos de la melancolía. Nos recuerda mucho a The Cure, salvando diferencias, o al sonido que obtuvo Zapato 3 en el emblemático disco Ecos punzantes del ayer, en donde la oscuridad y lo pesado colmaban cada track con una contundencia, y me perdonan la vaga expresión, de muerte.
Por otro lado, el trabajo vocal rompe la barrera del idioma y se convierte en una quimera silábica, llena de armonía y de esa envolvencia tonal que sencillamente te transporta.
«Molly», otro de los adelantos, es un rotundo viaje, quizá menos oscuro que «Play», pero que no deja de lado una dirección alternativa. No puedo evitar recordar a Defheaven en su forma más calma y de ribera.
Shoegaze y dream-pop, el escenario del primer LP de Baby Steps
Si tiramos un poco más el hilo (soy de esos), podemos encontrar un single muy particular que contrasta a la perfección la curva de aprendizaje y crecimiento respecto a la concepción de la banda. «Party», del año 2018, está cargado en demasía con postpunk puro y duro.
Mientras que por un lado las guitarras lanzan arpegios sin distorsión más que un leve delay, con la melodía del bajo en contrapunto, la batería es una explosión de fuerza, energía y fuego. Al fondo, los arreglos extras encierran todo este contexto y la enaltecen.
No podía terminar sin elogiar el trabajo de la percusión. Por más que pueda considerarse estos géneros como técnicamente sencillos, la internalización de la batería en el trabajo de Baby Steps es la adecuada y justa.
Cada espacio y resquicio en donde las guitarras y el bajo no pueden llegar por limitaciones de timbre, allí encontramos ese golpe de bombo, ese fill, ese platillazo severo que completa el ciclo.
Espero que durante los próximos meses se pueda escuchar su primer LP, mientras tanto, escucha esta sesión en vivo auspiciada por La Terraza Producciones. Con ustedes, Baby Steps: